El sábado 24 de junio se celebró la tradicional romería a la ermita de San Pablo, que este año lucía como nueva tras la rehabilitación que se ha realizado. Hubo una buena afluencia de visitantes, vecinos y descendientes del pueblo, que llegaron, unos en sus vehículos y otros a pie o a caballo.
Tras la misa, se repartió pan y vino a todo el mundo y los diferentes grupos familiares se reunieron para compartir una agradable comida al aire libre. Hizo calor, pero no dejó de soplar una vigorosa brisa del sur.
Un grupo de unos veinte caballos con sus respectivos jinetes, procedentes de la Comunidad Valenciana, dieron un toque de colorido a la celebración.